Llegaba al coso maestrante el hierro de Victorino Martín, con seis toros esperando en chiqueros para una terna de avezados especialistas que abría el extremeño Antonio Ferrera–a la postre el gran triunfador de la tarde- y completaban los sevillanosManuel Jesús El Cid y Manuel Escribano que corrieron suertes bien distintas. Silencio en ambos para el saltereño y oreja de peso para el de Gerena.
El toreo está escrito por una liturgia inigualable que se hermosea en la profesión y se apretuja en el tiempo. La llamada “madurez de un torero” que se renueva constantemente para ofrecer lo mejor de sí mismo y superarse en cada tarde. Así, muy maduro, se presentó Ferrera en el Coso del Baratillo, con el estatus de maestro y la vitola de figura, por méritos propios.
El extremeño tan vinculado a esta ganadería con la que ha cosechado triunfos importantísimos, -como en 2014- no sólo dio la dimensión de ser un torero poderoso y luchador. Sino que además, sabe y supo torear a los toros que le embistieron con nobleza, como el magnífico cuarto. Antonio salió de la Real Maestranza tal triunfador en lo que puede ser uno de los retos más relevantes de sus últimos años: Reivindicar su particular tauromaquia, a cada instante, en cada pase. Toreó más, mucho más y mejor que el año pasado. ObraCumlaude del extremeño de no fallar con la espada. Lo que experimentó ayer en Sevilla, Antonio Ferrera, fue el encumbrar una figura, sobre su propia figura. Antonio liberó al torero que en realidad es, con la estabilidad de su conocimiento maduro, que le ayudó a desarrollarse y a sacar todo lo bueno que llevaba dentro. Rotundo y hasta ahora la mejor faena del ciclo con enorme diferencia. Fundamentó su toreo en la pureza, en la verdad, y es así, como concibe el toreo y la vidaAntonio Ferrera. Lo dijo Belmonte ‘Se torea como se es”… y qué gran verdad del Pasmo.
Seriedad y trapío lució el cuarto, largo y alto detrás de la seria expresión y muy corto ya en el saludo capotero deFerrera. Gran pelea en varas de ‘Mecanizado’ con dos entradas y hocico fijo debajo del estribo. Empujó de bravo y se marchó rajadito. Expuso mucho el extremeño en banderillas, con un toro galopando pero fue con la muleta y con la diestra cuando le cogió el pulso al animal, enganchando muy adelante y con el temple preciso para vaciar el viaje con muchísima largura. Quietud y serenidad de nuevo deFerrerapara entender las virtudes de un animal que tuvo boyante el viaje, un punto que rajado, fijeza, transmisión y raza para embestir incansable. Volvió sobre las manos, por contra, para reponer, pero siempre con franqueza para tomar el trapo que le ofrecía Antonio Ferrera con el toque preciso y la bamba presta. Terminó Antonioborracho de toreo y de capacidad, torerísimo en el toreo a dos manos, saboreando y trazando al desliz del gran toro de Victorino.Pero lo pinchó, sin embargo, y el premio se le esfumó de las manos, pero se agarró al corazón de la Maestranza por siglos. Vuelta al ruedo para el toro –se le pidió brevemente el indulto- y otra vuelta apoteósica para su matador.
Anduvo muy fácil y encajado un brillanteAntonio Ferreracon el capote. Toda la tarde echó los vuelos con mucha seguridad y trazando con sentimiento antes de medirlo perfectamente en el caballo. Invitó Ferreraa banderillear aEscribano, cumpliendo un tercio de mucha solvencia. Más importancia tuvo con la muleta, en una faena de mucha serenidad, tremenda veteranía y sapiencia, donde extrajo muletazos sueltos de mucha enjundia entre la sosería del animal. Mató con brevedad y escuchó palmas.
Muy fácil anduvo con el capoteEscribanocon el tercero, que metió bien la cara en el trapo y con el que expuso una barbaridad en un tercer par por los adentros. Le dio suavidad al animal con la muleta y tuvo valor para aguantar las pasadas muy despacio, muy dormidas, amenazando freno en la taleguilla. Y terminó rompiéndolo en una serie al natural de mucha entrega en la que se convirtió la arrancada en larga y codiciosa. Fue una tanda. Después volvió a dormirse en el embroque, a volverse en los finales y a reponer por abajo, obligando a andar muy listo. Metido por dentro siempre, probón y midiendo a su matador. Escribanose entregó sin límites con la gallardía de jugarse la vida sin reservas y al final se impuso con mucha hombría. Estocada hasta la bola para pasear una oreja importante por su entregada y enrazada faena.
El sexto salió con cierta violencia en los ademanes y menos voluntad de tomar las telas que sus hermanos. Por eso le dio ventajas en banderillasEscribano, para exponerle y mostrar su afán de triunfo con un animal que no auguraba condiciones para el toreo largo. Fue toro de pelea, sin humillación y con la reposición acusada para buscar lo que dejaba detrás. Supo Escribano perderle dos pasos para aprovecharle una inercia a diestras que no existió al natural, por donde se empeñó el sevillano en echársela perfecta para torear sin ligar. Pero en cuanto hubo un descuido, intentó echarle mano. Firme Manuel para imponerse y perseverar con un animal de triunfo imposible.
Al segundo tuvo que lidiarloEl Cidcon el trapo abajo hasta los medios para desengañarlo en lidia veterana antes de que empujase en el caballo. Pronto comenzó a tobillear y a quedarse corto, ya en el quite de Escribano. Con la muleta no terminó nunca de entregarse, pero sí supo El Cidcogerle el pulso y la lidia al animal, perdiéndole un paso para ganarle la posición y la acción. Firme el sevillano, no terminó de conectar con la grada. Mal con la espada, escuchó silencio.
Con el quinto, soltó con mucha facilidadEl Cidlos vuelos del capote para que los tomase el quinto, muy humillado y con desliz para llegar al tendido. Con la muleta fue a más el trasteo de Manuel a medida que le tomaba la distancia y le medía la embestida al de Victorino. Fue ganando en intensidad también en las series con la derecha hasta llegar a los de pecho, algunos monumentales. Pero se embarullaron las intenciones de toro y torero porque repuso el toro por el izquierdo y no encontró respuesta el sevillano.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de Abril, undécima de abono. Media entrada larga en los tendidos.
Toros de Victorino Martín, de impecable presentación y sevillana hechura. Humillador pero sin emoción el primero; tobillero y a menos el segundo; emotivo y con fondo el tercero; bravo, humillador y con recorrido el buen cuarto, de vuelta al ruedo; exigente y repondeor el quinto; de corto viaje el reservón y zorrón sexto.
Antonio Ferrera (verde aguamarina y oro): silencio y vuelta tras aviso.
Manuel Jesús El Cid (verde botella y oro): silencio tras dos avisos y silencio.
Manuel Escribano (verde botella y oro): oreja tras aviso y silencio.
Fuente: Cultoro
Torero y experto en tauromaquia. Bloguero y apasionado del mundo del toro. Comparto mi experiencia como torero en trajesdeluces.com y en el blog detorero.com .